Nuestra misión es :"Remediar los tres abandonos más perjudiciales de un pueblo,
el de Jesús Sacramentado,
el del cura
y el de las almas."
(Beato Manuel González)

martes, 20 de diciembre de 2011

La Misa Dominical - Carta Dominicae Cenae del Beato Juan Pablo II

Es muy común encontrarnos con el desafío del individualismo entre nuestros hermanos en la fe. Muchas personas nos cuestionan sobre la necesidad de venir al templo y se hacen eco del argumento de la omnipresencia de Dios. Porque siendo que Él está en todas partes, no hace falta ir al templo para  encontrarse con Él. Es necesario que dentro de la pastoral sobre todo de las grandes urbes, donde cada vez es más común que cada quien se aisle en su propia casa, insistamos en el valor de la oración en común, sobre todo de la celebración de la Misa dominical.

A veces parecería que empezando por nosotros mismos, los sacerdotes, no la tenemos tan clara. Parecería más fructuoso desenvolver otras actividades y proponer iniciativas innovadoras. Cierto es que muchas de ellas suelen producir frutos interesantes, pero la mayoría de las veces son efímeros. El Beato Juan Pablo II nos muestra el camino concreto para reunir al rebaño del Señor:

"Pero ella no se realiza sólo mediante el hecho de la unión entre los hombres a través de la experiencia de la fraternidad a la que da ocasión el banquete eucarístico. La Iglesia se realiza cuando en aquella unión y comunión fraternas, celebramos el sacrificio de la cruz de Cristo, cuando anunciamos «la muerte del Señor hasta que El venga». Y luego cuando, compenetrados profundamente en el misterio de nuestra salvación, nos acercamos comunitariamente a la mesa del Señor, para nutrirnos sacramentalmente con los frutos del Santo Sacrificio propiciatorio. En la Comunión eucarística recibimos pues a Cristo, a Cristo mismo; y nuestra unión con El, que es don y gracia para cada uno, hace que nos asociemos en Él a la unidad de su Cuerpo, que es la Iglesia." (Dominicae Cenae, 4)

"Nútrase de ella toda actividad pastoral, sea también alimento para nosotros mismos y para todos los sacerdotes que colaboran con nosotros, y finalmente para todas las comunidades encomendadas a nuestro cuidado. En esta praxis ha de revelarse, casi a cada paso, aquella estrecha relación que hay entre la vitalidad espiritual y apostólica de la Iglesia y la Eucaristía, entendida en su significado profundo y bajo todos los puntos de vista." (Ibidem)

Para leer toda la carta clica AQUI.


Sigamos promoviendo aquellas iniciativas que puedan responder a nuestras necesidades eclesiales, pero sin olvidar que la Santa Misa debe ser la principal. El crecimiento y fortalecimiento de toda comunidad cristiana comienza con la asamblea dominical, cuando la parroquia se reune a celebrar el Santo Sacrificio y se alimenta de él.

P. César Piechestein, MED

viernes, 16 de diciembre de 2011

El párroco y la Madre de Cristo Sacerdote

Oración del Párroco a María Santísima

Oh María, Madre de Jesucristo, Crucificado y Resucitado,
Madre de la Iglesia, pueblo sacerdotal (1 Pe 2,9),
Madre de los sacerdotes, ministros de tu Hijo:
acoge el humilde ofrecimiento de mí mismo,
para que en mi misión pastoral
pueda anunciar la infinita misericordia
del Sumo y Eterno Sacerdote:
oh “Madre de misericordia”.

Tú que has compartido con tu Hijo,
su «obediencia sacerdotal» (Heb 10,5-7; Lc 1,38),
y has preparado para él un cuerpo (Heb 10,7)
en la unción del Espíritu Santo,
introduce mi vida sacerdotal en el misterio inefable
de tu divina maternidad,
oh “Santa Madre de Dios”.

Dame fuerza en las horas oscuras de la vida,
confórtame en la fatiga de mi ministerio
que tu Jesús me ha confiado,
para que, en comunión Contigo, pueda llevarlo a cabo
con fidelidad y amor,
oh Madre del Eterno Sacerdote,
«Reina de los Apóstoles, Auxilio de los presbíteros».

Tú que has acompañado silenciosamente a Jesús
en su misión de anunciar
el Evangelio de paz a los pobres,
hazme fiel a la grey
que el Buen Pastor me ha confiado.
Haz que yo pueda guiarla siempre
con sentimientos de paciencia, de dulzura
de firmeza y amor,
en la predilección por los enfermos,
por los pequeños, por los pobres, por los pecadores,
oh “Madre Auxiliadora del Pueblo cristiano”.

A Ti me consagro y confío, oh María,
que, junto a la Cruz de tu Hijo,
has sido hecha partícipe de su obra redentora,
«unida con lazo indisoluble a la obra de la salvación».
Haz que, en el ejercicio de mi ministerio,
pueda sentir siempre más
«la dimensión espléndida y penetrante de tu cercanía»
en todo momento de mi vida,
en la oración y en la acción,
en la alegría y en el dolor, en el cansancio y en el descanso,
oh “Madre de la Confianza”.

Concédeme oh Madre, que en la celebración de la Eucaristía,
centro y fuente del ministerio sacerdotal,
pueda vivir mi cercanía a Jesús
en tu cercanía materna,
porque «cuando celebramos la Santa Misa tú estás junto a nosotros»
y nos introduces en el misterio de la ofrenda redentora de tu divino Hijo,
oh «Mediadora de las gracias que brotan de esta ofrenda para la Iglesia y para todos los fieles»
oh “Madre del Salvador”.

Oh María: deseo poner mi persona,
mi voluntad de ser santo,
bajo tu protección e inspiración materna
para que Tú me guíes
hacia aquella “conformación con Cristo, Cabeza y Pastor”
que requiere el ministerio de párroco.
Haz que yo tome conciencia
de que “Tú estás siempre junto a todo sacerdote”,
en su misión de ministro
del Único Mediador Jesucristo:
Oh “Madre de los Sacerdotes”,
“Socorro y Mediadora”
de todas las gracias.

Amén

martes, 13 de diciembre de 2011

El párroco y el Sagrario - Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros

El ministerio del párroco es absorbente, tanto que puede llevarlo a desarrollar tantas actividades como necesidades puedan haber en una comunidad. Sin embargo ninguna tarea es tan esencial y específica del sacerdote como la eucarística, ni devoción que le sea más propia que la del Sagrario. Será su ejemplo lo que llevará a los fieles hacia Jesús Sacramentado, hacia la participación activa en la Santa Misa, hacia la comunión frecuente. ¿Y no es acaso eso lo que verdaderamente anhela todo párroco?

No se cansaba la pluma de Don Manuel, cuando de animar a sus sacerdotes a acompañar al Abandonado del Sagrario se trataba. Pero no se ha cansado tampoco la pluma de los Santos Padres de hacer lo mismo. La Iglesia que es maestra nos pide constantemente renovar nuestro amor hacia la Eucaristía:

"La centralidad de la Eucaristía se debe indicar no sólo por la digna y piadosa celebración del Sacrificio, sino aún más por la adoración habitual del Sacramento. El presbítero debe mostrarse modelo de la grey también en el devoto cuidado del Señor en el sagrario y en la meditación asidua que hace — siempre que sea posible — ante Jesús Sacramentado. Es conveniente que los sacerdotes encargados de la dirección de una comunidad dediquen espacios largos de tiempo para la adoración en comunidad, y tributen atenciones y honores, mayores que a cualquier otro rito, al Santísimo Sacramento del altar, también fuera de la Santa Misa. « La fe y el amor por la Eucaristía hacen imposible que la presencia de Cristo en el sagrario permanezca solitaria »."
( Directorio para la vida y el ministerio de los presbíteros, 50)

¿Cómo no se moverán a adorar al Sacramentado los fieles que vean a su párroco que reza ante el Tabernáculo? Es el pastor quien guía al rebaño y bien sabemos que son los ejemplos los que arrastran. Sólo un sacerdote de corazón eucarístico verá crecer en su parroquia el número de participantes a la Santa Misa y el número y calidad de las comuniones. Y serán esos los apóstoles que trasformarán su entorno social a través de un auténtico apostolado, educando a las nuevas generaciones, promoviendo la justicia social. No bastan las elocuentes homilías ni los grandes programas pastorales o sociales, que si no se vive el amor al Crucificado del Sagrario, ya se quedará todo en palabras y buenas ideas.

La Iglesia necesita sacerdotes santos, muchos y eucarísticos.

P. César Piechestein, MED

jueves, 8 de diciembre de 2011

Descubriendo la Vocación

Tres preguntas que pueden aclarar un poco las dudas sobre un tema esencial en la vida cristiana.

¿Qué es para ti la vocación?
Es el plan que Dios tiene para cada persona, el camino que El Señor prepara a cada uno desde toda la eternidad para amarlo y conocerlo. Descubrir este plan es la experiencia más hermosa que se pueda tener.

¿Cómo puedo descubrir que el Señor me está llamando?
La vocación al sacerdocio es un misterio que se descubre poco a poco, el secreto es sintonizar con Dios, preguntarle a Él mismo, insistir mucho hasta escuchar claramente su voz, pedir la gracia de descubrir su voluntad en las cosas que nos pasan. Este descubrimiento sigue aún después de haber entrado al seminario.

¿Qué le dirías a un joven que está discerniendo su vocación?

1. Que Dios está con Él, lo ama y le está hablando.

2. Que ore y comulgue más de lo ordinario.

3. Que encuentre algún sacerdote que lo pueda acompañar en este descubrimiento.


P. Andrés Ulloa, MED

martes, 29 de noviembre de 2011

Don Manuel a sus Misioneros Eucarísticos Diocesanos

Han pasado apenas diez días desde que nuestros queridos Andrés, Edwin y Javier recibieron el sacramento del orden sacerdotal. Ahora pueden hacer cada día el milagro de la transubstanciación y así alimentar al pueblo de Dios con el Cuerpo de Cristo. Y pensando precisamente en la tarea sacerdotal que deben desempeñar y de la sed de almas que sé que cada uno lleva en el corazón, quise encontrar en las letras de nuestro padre una primera guía.

Sin duda a todo sacerdote, sea joven o maduro, le preocupa ver su parroquia vacía. Muchos son los tratados de pastoral que nos proveen líneas y excelentes consejos. Pero es muy cierto que si nos fiamos de nuestros profesores, mucho más valoramos el consejo de nuestros padres. Y como somos hijos de Don Manuel, era lógico que fuese él quien les señalara el método para cultivar sus parroquias.

El beato Manuel González escribe lo que respondería Jesús Sacramentado a un sacerdote que quiere ver llena  de gente su parroquia. Lo dice en su libro “Aunque todos yo no” :

“Mira, sacerdote mío, despreocúpate tú de la sugestión del número y preocúpate más de la calidad. Más que llenarme de gente mis iglesias, preocúpate en llenármela de buen olor de Comuniones fervorosas, de adoraciones rendidas, de suspiros de amor, de aspiraciones de esperanza, de inspira¬ciones de fe, de oraciones bien rezadas, de lágrimas de pecadores, de propósitos eficaces de enmienda, de vida intensamente eucarística. Déjame a Mí multiplicar la gente cuando tú con mi gracia, multipliques la alegría que en Mí y en ti ha de producir el olor de esas cosas buenas.

Llena mi templo de olor de cosas buenas y yo te prometo que ese olor se extenderá por las calles y las casas de tu feligresía y verás cómo la iglesia tuya será pequeña y tendrás que levantar más iglesias para los que han de venir...

Pero sabe que no puede haber cosas buenas con mi Sagrario cerrado. Mira que hombres y obras que no pasen por el Sagrario abierto, no pueden oler bien y al fin y a la postre olerán a muerto.

Mira que si te duelen las injusticias que padecen los pobres, las penas de los enfermos, los escándalos de los niños..., te debe doler sobre todo dolor el abandono que padezco en el Sagrario, que es la injusticia de más urgente y transcendental reparación y la pena que más enardece y el escándalo que más ruinas trae a las almas...”

Creo que son palabras llenas de sabiduría y además fruto de su propia experiencia como arcipreste de Huelva y obispo de Málaga. Estoy seguro de que sabrán seguir su ejemplo y de que las parroquias en las que el Señor los ponga a servir serán semilleros de santidad y vida profundamente Eucarística. Hemos de ser como él lo quiso siempre “Sacerdotes Hostia”.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein, MED

viernes, 25 de noviembre de 2011

MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI CON OCASIÓN DEL II CONGRESO NACIONAL DE LA FAMILIA EN EL ECUADOR (9-12 noviembre 2011)

Al venerado hermano
Antonio Arregui Yarza
Arzobispo metropolitano de Guayaquil
Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana

Con ocasión del Segundo Congreso Nacional de la Familia, saludo con afecto a los pastores y fieles de la Iglesia en Ecuador que, dentro del contexto de la Misión Continental auspiciada en Aparecida por el Episcopado Latinoamericano y del Caribe y en preparación al VII Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar en Milán, se proponen llevar a cabo un proceso de reflexión del Evangelio que permita a los matrimonios y hogares cristianos responder a su identidad, vocación y misión.

El tema del Congreso, «La familia ecuatoriana en misión: el trabajo y la fiesta al servicio de la persona y del bien común», reconoce que la familia, nacida del pacto de amor y de la entrega total y sincera de un hombre y una mujer en el matrimonio, no es una realidad privada, encerrada en sí misma. Ella por vocación propia presta un servicio maravilloso y decisivo al bien común de la sociedad y a la misión de la Iglesia. En efecto, la sociedad no es una mera suma de individuos, sino el resultado de relaciones entre las personas, hombre-mujer, padres-hijos, entre hermanos, que tienen su base en la vida familiar y en los vínculos de afecto que de ella se derivan. Cada familia entrega a la sociedad, a través de sus hijos, la riqueza humana que ha vivido. Con razón se puede afirmar que de la salud y calidad de la relaciones familiares depende la salud y calidad de las mismas relaciones sociales.

En este sentido, el trabajo y la fiesta atañen particularmente y están hondamente vinculados a la vida de las familias: condicionan sus elecciones, influyen en las relaciones entre los cónyuges y entre los padres e hijos, e inciden en los vínculos de la familia con la sociedad y con la Iglesia.

A través del trabajo, el hombre se experimenta a sí mismo como sujeto, partícipe del proyecto creador de Dios. De ahí que la falta de trabajo y la precariedad del mismo atenten contra la dignidad del hombre, creando no sólo situaciones de injusticia y de pobreza, que frecuentemente degeneran en desesperación, criminalidad y violencia, sino también crisis de identidad en las personas. Es urgente, pues, que surjan por doquier medidas eficaces, planteamientos serios y atinados, así como una voluntad inquebrantable y franca que lleve a encontrar caminos para que todos tengan acceso a un trabajo digno, estable y bien remunerado, mediante el cual se santifiquen y participen activamente en el desarrollo de la sociedad, conjugando una labor intensa y responsable con tiempos adecuados para una rica, fructífera y armoniosa vida familiar. Un ambiente hogareño sereno y constructivo, con sus obligaciones domésticas y con sus afectos, es la primera escuela del trabajo y el espacio más indicado para que la persona descubra sus potencialidades, acreciente sus ansias de superación y dé curso a sus más nobles aspiraciones. Además, la vida familiar enseña a vencer el egoísmo, a nutrir la solidaridad, a no desdeñar el sacrificio por la felicidad del otro, a valorar lo bueno y recto, y a aplicarse con convicción y generosidad en aras del bienestar común y el bien recíproco, siendo responsables de cara a sí mismos, a los demás y al medio ambiente.

La fiesta, por su parte, humaniza el tiempo abriéndolo al encuentro con Dios, con los demás y con la naturaleza. De ahí que las familias necesiten recuperar el genuino sentido de la fiesta, especialmente del domingo, día del Señor y del hombre. En la celebración eucarística dominical, la familia experimenta aquí y ahora la presencia real del Señor Resucitado, recibe la vida nueva, acoge el don del Espíritu, incrementa su amor a la Iglesia, escucha la divina Palabra, comparte el Pan eucarístico y se abre al amor fraterno.

Con estos sentimientos, a la vez que reitero mi cercanía y cordialidad a los queridísimos hijos e hijas de esa Nación, confío los frutos de este Congreso a la poderosa intercesión de Nuestra Señora de la Presentación del Quinche, celestial patrona del Ecuador, y, como prenda de abundantes favores divinos, imparto complacido a todos los presentes la implorada Bendición Apostólica.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Hoy es el gran dìa: Edwin , Javier y Andrès seràn sacerdotes de la Iglesia.

Con alegría, nerviosismo y expectativa, hoy ocho diáconos se ordenan como sacerdotes, y algunos de ellos se estrenan oficiando su primera misa.

El ambiente también tiene algo de tensión por el estado de salud del arzobispo de Guayaquil y presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), monseñor Antonio Arregui, quien fue internado en la clínica Kennedy la madrugada del pasado jueves, por un fuerte dolor en el pecho. Sin embargo, los diáconos se mostraron optimistas y oran porque la salud de monseñor se mejore con el paso de los días.
Edwin Patìn

Para Nixon Morán Coello, nacido en Los Ríos y quien se desempeña como diácono en la Catedral de Sucumbíos, la ordenación es un sueño hecho realidad, pues según dijo, sintió vocación desde los 7 años.“Cuando era pequeño celebraba misa, me ponía unas sábanas como el atuendo de los sacerdotes, pero a la edad de 29 años tomé la decisión de ingresar al Seminario”, dijo. Allí, el ejemplo de los sacerdotes formadores afianzó su vocación y hoy, a sus 38 años, su anhelo es evangelizar y ayudar a la gente que requiera de su ayuda.“El sacerdote no es un funcionario, por ello siempre tiene que salir en busca de su oveja descarriada, así evitaremos que las sectas religiosas sigan ganando adeptos”, señaló.

Álex Alvarado Coello, de 28 años, manifestó que como sacerdote trabajará para acercar a la gente más a Dios. El joven nacido en Guayaquil es diácono en la parroquia de Santa Elena. Luego de su ordenación, aseguró estar listo para desempeñarse en cualquier parroquia de la Arquidiócesis de Guayaquil. Alvarado señaló que su familia se siente feliz de la decisión de “servir a Dios”, ya que es una vocación que inició desde muy temprana edad.“Entré al Seminario convencido de ser sacerdote, lo que me ayudaron es a ver la voluntad de Dios, pero siempre estuve dispuesto a darlo todo”.

Edwin Patín Guamán aseveró que su vocación sacerdotal se debe a sus padres, quienes desde los 8 años lo llevaban a misa y a la adoración al Santísimo en el templo San Alejo. Su actividad en la iglesia se inició a los 14 años, primero fue monaguillo y luego se desempeñó como catequista en la parroquia El Sagrario.De su experiencia como diácono, labor que desempeña en la parroquia Nuestra Señora de la Alborada desde julio pasado, destaca las charlas que ha mantenido con “gente que está un poco apartada de Dios”.A sus 25 años considera que el sacerdocio es un don de Dios y un misterio.“Al ser un don es solo para quienes Dios quiere, y quiénes son ellos, pues ese es el misterio”, manifestó.
Javier Tigrero

Para Gustavo Tigrero, de 35 años, la vinculación con la iglesia comenzó a los 18, en la parroquia Nuestra Señora de la Alborada, cuando era párroco el padre Stanley Henríquez.“Me gustó ese trabajo de pastor, de estar cerca de la gente, ayudar a la iglesia espiritual y materialmente”, dijo.

Junto a los ocho jóvenes que hoy se convierten en sacerdotes, también se ordenan cuatro diáconos. Esta es la ordenación más numerosa de los 36 años de fundación que tiene el Seminario Mayor de Guayaquil Francisco Xavier de Garaycoa.

Celebración
A las 10:00, en la Catedral, el nuncio apostólico Guido Ottonello preside la ceremonia de ordenación, según lo confirmó ayer el obispo auxiliar de Guayaquil, Marco Pérez.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Nuestros hermanos Andrès, Edwin y Javier seràn ordenados sacerdotes el 19 de noviembre

Les comparto con mucha alegrìa la entrevista de diario "Expreso" a Andrès Ulloa, que el sàbado serà ordenado sacerdote en Guayaquil junto a Edwin Patìn y Javier Tigrero, todos Misioneros Eucarìsticos Diocesanos. Nos unimos desde Roma en acciòn de gracias y comprometemos nuestra oraciòn por ellos.

"Dios tiene un plan para todos"

La vocación del futuro sacerdote, de 26 años, "creció poco a poco... Después que recibí la confirmación ingresé a la Comunidad Misionera Jarcia, donde aprendí a conocer a Jesús y a descubrir que Dios tiene un plan para todos...".

Después de graduarse, estudió Ingeniería Comercial, en que discernió sobre su llamado al sacerdocio e ingresó al Seminario Mayor. "Mis tres últimos años los cursé en Roma... Fue una experiencia muy rica". Su primera misa la oficiará en la iglesia Nuestra Señora de la Alborada, el domingo 20, a las 11:30.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Una carta para vencer el miedo en tiempos de persecución - Don Manuel González

UNA GRAN RECETA CONTRA EL MIEDO DE LA
PERSECUCIÓN 

Los invito a leer éstas letras de Don Manuel dirigidas a un sacerdote que vive una etapa de persecución a la Iglesia. Sabemos que muchos hermanos nuestros tienen que ejercer el ministerio en tensión y con grandes limitaciones. Ahora mismo en Ecuador se debate un proyecto de ley que impediría la libertad de expresión de los ministros de la Iglesia. Creo que a todos nos ayuda el mensaje de alguien que vivió la persecución a la Iglesia en carne propia.

"El valor del desagravio

Mi madre la Iglesia sufre dura persecución en España; deber mío es, como católico y como español, desagraviarla. ¿Cómo?

1.- Con mi adhesión, ahora más firme y más práctica, al Papa, a mi prelado y a mi párroco, y prometiendo creer con fe más viva todo su credo, cumplir sin respeto humano todos sus mandamientos, orar con más confianza filial y unido al Corazón de Jesús y a María Inmaculada, al levantarme y al acostarme y con la frecuencia que me enseña y recibir con la mayor sinceridad y limpieza y hacer que los que de mí dependan reciban sus santos sacramentos, singularmente la sagrada Eucaristía, que recibida diaria o frecuentemente cura todas las debilidades del alma e infunde fortaleza de héroe.

2.- Con mi protesta más enérgica y por todos los medios lícitos, contra los despojos de que están haciendo víctima a mi madre la Iglesia, no sólo privándola de sus bienes materiales y se sus instituciones más queridas, como las órdenes religiosas, sino echándola de la vida oficial y pública, por el ateísmo del Estado, de la familia, por el matrimonio civil y el divorcio; de la escuela, por el laicismo oficial; de las tumbas de los cristianos, por la secularización de los cementerios; de las ideas y de los sentimientos del pueblo y de las relaciones sociales, por el desenfreno de propaganda oral y escrita contra la religión, la moral, la propiedad privada y hasta contra las vidas de los ciudadanos.

3.- Con mi amor hasta el sacrificio. No se ama así a la madre natural? Y no es mi madre sobrenatural la Iglesia, que me da el ser cristiano en el Bautismo, la paz y la luz a mi alma en esta vida y el descanso y la gloria eterna en mi muerte?
En esta hora de tanto despojo y dolor de la madre, no es deber en el hijo el sacrificio remediarla?

Quiero sacrificarme por mi madre, en primer lugar en mi dinero, quitándoselo a los gastos superfluos, a mis diversiones, lujos y hasta a mis necesidades menos urgentes para dárselo a mi madre para que sostenga sus sacerdotes, sus seminarios, sus templos, el culto de nuestro Dios, sus instituciones de enseñanza y caridad y para dárselo con gozo, y no una vez, sino mientras esté despojada de lo suyo y amenazada de vivir, no en la pobreza, que no le asusta vivir como su Jesús, sino en la miseria. Cuando se ama, no se cuenta!

Quiero además sacrificarme por mi madre con mi celo por mi catecismo, repasándolo yo un poquito cada día y procurando que lo aprendan los que dependan de mí o en los que ejerza influencia si soy jefe de familia, enviando a los hijos al catecismo, es sustitución del que no se da en la escuela.
Si conozco un poquito de catecismo, ofreciéndome a mi párroco para ayudarle en la catequesis y enseñarlo familiarmente a parientes, criados, vecinos, presos, enfermos, mendigos y en todas las coyunturas y formas que sugiera el celo que siempre es ingenioso.
Mucho necesita la madre Iglesia la limosna del dinero; pero incomparablemente más necesita la limosna del catecismo a tantos hambrientos de él; cuánto daña a la Iglesia el analfabetismo catequístico de muchos hijos suyos! Cuántos cristianos sin Cristo y aun contra Cristo por no saber catecismo!
Una campaña de intensificación de catecismo aprendido, sentido y practicado cómo renovaría y multiplicaría las fuerzas católicas!

Quiero sacrificarme por mi madre, por último, con mi valor, dando la cara varonilmente por Cristo y por su doctrina, por sus sacerdotes, sus templos y sus instituciones, combatiendo la prensa que combate a la Iglesia, restándole suscriptores, lectores, anunciantes y toda clase de apoyo, y fomentando con mi dinero y mi propaganda los periódicos aprobados por ella, y usando debidamente de mi voto en las elecciones, ahuyentando sin cansancio y en todas las formas que pueda la invasión pagana, que va entrando aun en los católicos, de modas, diversiones, espectáculos, y prácticas reprobadas por el Papa y los obispos, y que hace más estragos en la sociedad, en la familia y en las almas que la más fiera revolución comunista.

Más gloria da a Dios y más consuelo a la Iglesia un católico fiel y fervoroso que un ciento de tibios.
Padre Santo, por el Corazón de tu Hijo sacramentado, te pido vivir y morir hijo bueno de mi santa madre la Iglesia."

viernes, 4 de noviembre de 2011

El Principio Vital Eucarístico - Don Manuel González

Hace unos días un amigo me cuestionaba sobre la “obsesión” de Don Manuel por la Eucaristía. Y es que en realidad podría dar la impresión de que en todos sus escritos no hablase de otro tema que no sea de Jesús Sacramentado. En realidad no es así, y aunque así lo fuera no tendría nada de malo pues lo que todos esperamos de un sacerdote es que nos hable de Jesús y Él sigue presente en cada Sagrario y se hace Pan en cada Misa.

El Beato Manuel González, obispo de Málaga y luego de Palencia, arcipreste de San Pedro de Huelva, catequista, educador, pero sobre todo padre y pastor, predicaba y enseñaba sobre todo lo que un apóstol debe enseñar, pero siempre teniendo, como la tiene la Iglesia, a la Eucaristía como fuente y fin de todos sus afanes.

Pero creo que quien mejor puede explicar el porqué toda su obra pastoral y también la literaria siempre hacen repicar la llamada a amar a Jesús en el Sacramento, es el mismo autor. Revisando su libro “Aunque todos yo no” encontré este párrafo que explica porque lo obsesionaba el abandono de los Sagrarios:

“El cristianismo es el Sagrario, y, aunque ésta no sea la ocasión de demostrarlo, vosotros afirmaréis conmigo que el Sagrario en nuestra religión no es un remate más o menos airoso de sus cimas, ni un broche de oro que lo cierra, ni una de las instituciones que lo embellecen, sino que la Eucaristía, el Sagrario, es todo el cristianismo, es el principio, fin y razón de ser de sus dogmas y su moral, de sus sacrificios y de sus virtudes, de sus bellezas y de sus milagros...
Yo no puedo pensar qué sería un cristianismo sin Eucaris¬tía, porque su Fundador no quiso que lo hubiera. Pero sí digo que el actual cristianismo todo es con, por y para la Eucaristía, y sin ella, no titubeo en decirlo, el cristianis¬mo es nada, de tal modo que puede formularse esta regla cierta: a más frecuencia de Sagrario, más cristianismo; a menos Sagrario menos cristianismo.” (Aunque todos yo no, Beato Manuel González)

Creo que aquí responde y además resume todo. Creo que sería como el principio vital de su espiritualidad eucarístico-reparadora. Y tengamos en cuenta que su mensaje va en perfecta sintonía con lo que se nos ha enseñado desde niños. 

Gracias Don Manuel por enseñarnos a amar y consolar al Abandonado del Sagrario.

P. César Piechestein, MED

jueves, 27 de octubre de 2011

De parte de nuestros lectores - Cartas de Mons. Pepe al Padre Tomás

Querido Padre Tomás:

¡Feliz día de San Patricio, patrono de Irlanda! Irlanda es un país de donde han salido grandes misioneros para evangelizado al mundo. Fue un irlandés quien trajo la adoración perpetua a Filipinas. Hace 9 años invitaron al Cardenal Sin, al Congreso Eucarístico Internacional de Kenya para ser el principal celebrante y predicador en una Misa en honor de Edell Quinn. Ella fue una gran misionera laica que organizó la Legión de María en África. La misa fue celebrada sobre su tumba. Después de la Misa el Cardenal invitó al padre Martín que fuera a Filipinas para difundir la adoración perpetua. Así es que hoy en día hay más de 500 capillas gracias a la labor de un misionero Irlandés: el padre Martin.

En aquel congreso, el Cardenal empezó su sermón diciendo que cuando era pequeño, su madre entraba a su cuarto y le daba un beso antes que se durmiera. Después del beso, le susurraba en el oído: “Jaime, te quiero mas que a todos los demás”. El Cardenal era uno de sus 11 hijos. Todas las noches su madre hacía lo mismo, hasta que una noche él le pregunto: “Mamá ¿por qué me quieres más que a todos los demás?”. Su respuesta fue: “Porque de todos mis hijos tu eres el mas feito”.

Esto nos parece gracioso pero también nos habla del amor compasivo de Jesús en el Santísimo Sacramento. Un misionero que trabajaba en África como capellán de una prisión, nos demuestra esta compasión. Un día recibió la orden de regresar a su país. Estaba con él durante su última visita a los reclusos, que para la sociedad son hombres miserables. Concluida la visita, juntos subimos al auto para volver a la parroquia. Puso la llave en el arranque, apoyó la cabeza sobre el volante y empezó a llorar pensando que jamás volvería a ver a esos hombres.

Me pareció ver en él la imagen de Jesús. Como tampoco podía dejarnos, instituyó el Santísimo Sacramento para quedarse con nosotros hasta el fin de los tiempos. Cuanto más feos y más despreciables somos, su Corazón se muestra más tierno y compasivo hacia nosotros. Cuánto más malos nos sentimos, mayor es la alegría que le causamos al humillarnos y al visitarlo en el Santísimo Sacramento. Él, que fue herido, nos cura, pues vino no para los que están sanos sino para los enfermos.

Una bebita enferma en California, consiguió que sus padres invitaran al padre Martín a establecer la adoración perpetua en su parroquia. Estos padres no podían separarse del lado de su recién nacida, Catalina. Nacida muy prematuramente, era tan pequeña que los médicos creyeron que no podría sobrevivir. Sus padres sufrían. Pensaron que así debía sentirse Jesús, en el Santísimo Sacramento, por cada uno de nosotros.
Si ellos sentían tanta compasión por Catalina, cuánto mayor debe ser la compasión de Jesús en el Santísimo Sacramento por nuestra fragilidad y pecado. Por la adoración perpetua, dispensa su amor sanador y sus gracias directamente hacia nosotros.

Más de 100 sacerdotes Irlandeses establecieron la adoración perpetua en sus parroquias de los EE.UU.
Los irlandeses prefieren la muerte antes de renegar de su fe. Esta fe profunda se caracteriza por el amor a la Sagrada Eucaristía y a la Santísima Virgen. Durante el tiempo de la persecución tenían misas en los bosques. Los británicos los mataban si los encontraban. El amor a la Sagrada Eucaristía, todavía inflama la fe de los irlandeses.

No es extraño que nuestra Señora haya elegido Irlanda para el mensaje más Eucarístico de todos. Nada dijo. Ella se apareció y permaneció en silencio con un cordero. Tiempo apocalíptico, tiempo para la Santísima Madre y el Santísimo Sacramento. Ella es Nuestra Señora de Knock.

Fraternalmente tuyo en su Amor Eucarístico, Mons. Pepe

viernes, 21 de octubre de 2011

El poder del cura III - Beato Manuel González

Muchas palabras pueden describir al sacerdote: padre, pastor, guía, maestro, etc. Pero creo que existe una que puede englobar todo lo que es un cura.

En mi primera parroquia tenía que trasladarme casi a diario a una de las capillas que debía atender y en el camino pasaba delante de la casa de una muchacha del grupo juvenil. A la puerta de la vivienda solía estar sentado el tío de aquella chica, un hombre cincuentón que pertenecía a un grupo evangélico. Al pasar nos saludábamos siempre pero él, como acostumbran los protestantes, no me llamaba padre. Había encontrado una palabra que le pareció mejor y siempre me decía: "Buenas tardes siervo". Si, siervo fue la palabra que le pareció mejor y confieso que a mi me gustaba mucho puesto que resume lo que debe hacer un sacerdote que es servir.

Para concluir éstas entregas en las que Don Manuel nos habla sobre el poder del cura, tomamos el pasaje donde nuestro padre nos habla sobre el por qué de éstos poderes, para que sirven:

"Estos poderes sirven:

1.-  Para preservar a los elegidos (siempre).
2.-  Para convertir a los pecadores (muchas veces)
3.-  Para hacer menos malos a los impíos (no pocas).
4.-  Para hacer menos excusables a los que nunca se convertirán (siempre).
5.-  Para poner a raya y hacer temblar al demonio (siempre).
6.-  Para dar muchísima gloria a Dios (siempre, siempre), y
7.-  Mediante todas estas cosas, hacerse santo, el que los ejerce (siempre).

¡Que ya es poder!" (Beato Manuel González)

Cierto que un sacerdote no es más que un ser humano, con todo lo que eso implica, pero también es cierto que hay algo en él que va más allá de lo humano y es su sacerdocio. Lo uno no quita lo otro, llevamos un tesoro en vasos de barro, pero no podemos dejar que el barro nos haga olvidar el tesoro inapreciable de nuestro ministerio y los poderes que hemos recibido a través del sacramento del orden para ejercerlo. Y todo sólo para servir a Cristo y a su Iglesia.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein, MED

jueves, 6 de octubre de 2011

Maestros de la fe - De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Filadelfios

UN SOLO OBISPO CON LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS

Ignacio, por sobrenombre Teóforo, es decir, Portador de Dios, a la Iglesia de Dios Padre y del Señor Jesucristo que habita en Filadelfia del Asia, que ha alcanzado la misericordia y está firmemente asentada en aquella concordia que proviene de Dios, y tiene su gozo en la pasión de nuestro Señor y la plena certidumbre de la misericordia que Dios ha manifestado en la resurrección de Jesucristo: mi saludo en la sangre del Señor Jesús.

Tú, Iglesia de Filadelfia, eres mi gozo permanente y durable, sobre todo cuando te contemplo unida a tu obispo con los presbíteros y diáconos, designados según la palabra de Cristo, y confirmados establemente por su Santo Espíritu, conforme a la propia voluntad del Señor.

Sé muy bien que vuestro obispo no ha recibido el ministerio de servir a la comunidad ni por propia arrogancia ni de parte de los hombres ni por vana ambición, sino por el amor de Dios Padre y del Señor Jesucristo. Su modestia me ha maravillado en gran manera: este hombre es más eficaz con su silencio que otros muchos con vanos discursos. Y su vida está tan en consonancia con los preceptos divinos como lo puedan estar las cuerdas con la lira; por eso me atrevo a decir que su alma es santa y su espíritu feliz; conozco bien sus virtudes y su gran santidad: sus modales, su paz y su mansedumbre son como un reflejo de la misma bondad del Dios vivo.Vosotros, que sois hijos de la luz y de la verdad, huid de toda división y de toda doctrina perversa; adonde va el pastor allí deben seguirlo las ovejas.

Todos los que son de Dios y de Jesucristo viven unidos al obispo; y los que, arrepentidos, vuelven a la unidad de la Iglesia también serán porción de Dios y vivirán según Jesucristo. No os engañéis, hermanos míos. Si alguno de vosotros sigue a alguien que fomenta los cismas no poseerá el reino de Dios; el que camina con un sentir distinto al de la Iglesia no tiene parte en la pasión del Señor.

Procurad, pues, participar de la única eucaristía, porque una sola es la carne de nuestro Señor Jesucristo y uno solo el cáliz que nos une a su sangre; uno solo el altar y uno solo el obispo con el presbiterio y los diáconos, consiervos míos; mirad, pues, de hacerlo todo según Dios. Hermanos míos, desbordo de amor por vosotros y, lleno de alegría, intento fortaleceros; pero no soy yo quien os fortifica, sino Jesucristo, por cuya gracia estoy encadenado, pero cada vez temo más porque todavía no soy perfecto; sin embargo, confío que vuestra oración me ayudará a perfeccionarme y así podré obtener aquella herencia que Dios me tiene preparada en su misericordia; a mí, que me he refugiado en el Evangelio, como si en él estuviera corporalmente presente el mismo Cristo, y me he fundamentado en los apóstoles, como si se tratara del presbiterio de la Iglesia.

miércoles, 5 de octubre de 2011

RETIRO ESPIRITUAL
(para jóvenes y adultos)
"TU PROYECTO DE VIDA CON CRISTO"

Fecha: Domingo 9 de octubre 2011
Hora: De 8:00 a 16:00 (Santa Misa a las 7:00)
Lugar: Parroquia San Esteban, Guangala-Guayaquil
Llevar: Biblia, cuaderno, pluma y lunch

miércoles, 28 de septiembre de 2011

El poder del cura II - Beato Manuel González

Siguiendo con la reflexión que nos propone Don Manuel sobre los poderes del cura, nos detenemos ahora en las características de los mismos. El las enumera así:

Y estos poderes son:
1.-  Eficaces: con la eficacia de las promesas y gracia de Jesucristo.
2.-  Inadmisibles: nadie los puede quitar, si el cura no quiere.
3.-  Peculiares: sólo al cura se le han dado.
4.-  Perpetuos: desde que se ordena de sacerdote, hasta la muerte.
5.-  Benéficos: como que proporcionan a los hombres y a los pueblos el mayor bien.
 Beato Manuel González.

Creo que más que deternos en dar detalles sobre cada característica, que ya nuestro Beato las deja bien claras, podríamos deternos en una reflexión sobre lo específico de la potestad sacerdotal.
Confesionario de Don Manuel en Huelva.

Precisamente el lunes pasado, en la reunión de los Misioneros Eucarísticos en Guayaquil, nos deteníamos en una preocupación de tres de nuestros hermanos, aún diáconos. Ellos, mirando cercano el momento de ser ordenados sacerdotes se hacen muchas preguntas sobre el ministerio del perdón. Creo que todos hemos pasado por eso y muchos pensamientos nos vienen al respecto. Es verdad que el sacramento de la Reconciliación es uno delos más hermosos,devuelve al cristiano la gracia de Dios y le abre la puerta a la Comunión Eucarística. Pero para el sacerdote es una de las tareas más comprometidas, delicadas y agotadoras.

Y la verdad, aunque muchos fieles se hacen un montón de preguntas al respecto simplemente nadie que no sea sacerdote podrá comprender el misterio de ese sacramento. Y es que también es parte de la potestad sacerdotal. Junto al sacramento del orden, al igual que sucede con cada sacramento, recibimos una gracia específica que se llama gracia sacramental. Esa gracia es la que nos permite cumplir con los deberes que nos otorga el sacramente. El que recibe la confirmación, recibirá la gracia para poder ser soldado de Cristo, para propagar y defender la fe. El ministro ordenado recibe la gracia para ejercer el sacerdocio ministerial,y eso incluye la administración del sacramento de la confesión. Una potestad específica del sacerdocio.

De ahí que debamos recordar, una vez más, que los poderes que hemos recibido como sacerdotes los hemos de  poner al servicio de los hermanos. Dan mucha pena los confesionarios vacíos, no porque no hayan penitentes, sino porque faltan confesores. Precisamente la última de las características que nos recuerda Don Manuel es que los poderes del sacerdote son benéficos y es que como Jesús debemos pasar haciendo el bien. Recordemos que el Beato inició la transformación de su parroquia de San Pedro de Huelva madrugando a confesar. Y como obispo de Málaga era eso precisamente lo que recomendaba a sus sacerdotes. De cada uno de nosotros depende el sacarles el mayor provecho a los poderes que hemos recibido de Dios.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein, MED.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

El poder del cura I - Don Manuel González

Cuando se trata de hablar sobre el poder, casi siempre pensamos en los gobernantes, y es que de hecho el poder es una herramienta que se debe utilizar para servir. Poder y servicio van de la mano. El sacerdote como pastor de una comunidad, como cabeza de una parroquia, ha recibido una misión y un poder para cumplirla. Ese poder particular, propio del sacerdocio ministerial, lo ha recibido de Cristo a través del sacramento del orden. Don Manuel lo explica muy bien:

"Un cura, hoy como ayer, sea viejo, sea nuevo, sea sabio, sea rudo, sea elocuente, sea premioso, sea como sea, tiene el poder, porque Jesucristo se lo ha dado: de su presencia, de su palabra, de su oración, de su trabajo y de su mortificación." (Beato Manuel González)

1.-  De su presencia.
Creo que todos los sacerdotes lo hemos comprobado. Desde el día de nuestra ordenación yo no nos representamos a nosotros mismo, representamos a quien nos ha enviado. La gente espera mirar en nosotros a Jesús y como sus embajadores nuestra presencia tiene poder. Nuestra presencia les ayuda a recordar a Dios, a tener presente que son hijos de la Iglesia.

2.-  De su palabra.
Parte esencial de nuestro ministerio es la predicación, pero también el consejo, la orientación, la palabra del amigo que te lleva hacia Dios. Sin duda alguna, la palabra es una de las armas más eficaces del sacerdote y la que más agradece una sociedad cada vez más desorientada. Hemos sido enviados a predicar el Evangelio a todas las gentes.

3.-  De su oración.
La oración del sacerdote, en especial la Santa Misa y la litúrgia de las horas, le hacen cumplir con su tarea de ser puente entre Dios y los hombres. Y es esa condición de pontífice lo que hace más poderosa su oración. Hoy como ayer los fieles esperan del sacerdote la intercesión.

4.-  De su trabajo.
Toda acción que vaya encaminada a llevar a los hombres hasta el conocimiento y el amor de Dios, será su trabajo. Una labor que no termina nunca y que será como la siembra constante de uno que probablemente no verá la cosecha, pero que sabe que trabaja para el "Dueño de la viña". Ahí donde hay un sacerdote trabajador, la Iglesia crece y se fortalece. Hasta la comunidad que parecía más agonizante, retorna a la vida con el trabajo dedicado de un buen sacerdote.

5.-  De su mortificación.
Como padre deberá mortificarse, no sólo por sus pecados personales, sino también por los de sus hijos. Será a través del sacramento de la confesión que tocará con mano propia las debilidades de quienes le han sido confiados, de las almas que debe curar y pulir. Cada renuncia, cada pequeño o gran sacrificio, serán poderosas mortificaciones que ofrecer a Dios por su pueblo.

Todo eso es poder del sacerdote, un poder para servir a Cristo y a la Iglesia. Un poder que no viene de sí mismo, sino de Cristo que lo envía y le da una misión específica. No dudemos de tener ese poder y no defraudemos a nuestros hermanos que esperan de nosotros.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein, MED.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Un cura debe salir de la sacristía ... pero sin abandonar la iglesia.

Se discute mucho en la actualidad sobre la labor del sacerdote, sobre todo del diocesano. Los sacerdotes religiosos, teniendo un carisma o espiritualidad específico, poseen ya una misión concreta que realizar (educación, misiones, asistencia,etc). El caso con el sacerdote secular o diocesano es un poco distinto. La gran mayoría ha de atender una parroquia, es decir, es responsable de la cura pastoral de una comunidad. Hasta ahí no hay nada que discutir, sin embargo es el modo en que realiza ésta cura lo que suscita mucho debate entre los fieles y entre el mismo clero. El Beato Manuel González, que fue párroco y también obispo, nos da luces al respecto:

"Se ha dicho, y se dice hoy muchas veces, que el cura debe salir de la sacristía y de la iglesia para ir al pueblo, que desgraciadamente no se encuentra hoy en la iglesia. Y esto es verdad y muy verdad. Pero como una verdad exagerada es más peligrosa que un error, es menester prevenirse contra la exageración, que en este caso sería el abandono de la iglesia y de lo que en la iglesia hay." (Beato Manuel González)

Es importante que el sacerdote salga de la Iglesia, la mayoría de los católicos no vienen a ella, basta ver las estadísticas sobre la participación a la Misa dominical. Y es entonces que el sacerdote diocesano tendrá que ser misionero en su parroquia, salir a buscar a las ovejas perdidas, a los católicos indiferentes o no practicantes. Pero, y es que hay un pero, sin descuidar el rebaño fiel.

"Y no es eso lo que se le pide al sacerdote. Se le pide que salga de la iglesia, pero como se le pide al soldado que salga de su campo y de su trinchera para parlamentar o pelear con su enemigo o explorar su campo, y después volverse a seguir fortificando y vigilando su cuartel y trinchera. El cura debe salir de su iglesia; pero después de haberla atendido bien, y para volverse pronto.Su cuartel, su trinchera, su puesto natural y propio, su campo natural, como ha dicho el Papa, es la iglesia." (Beato Manuel González)

Hemos leído y comentado muchas veces en este blog la importancia que Don Manuel daba a la formación de los laicos, de los que estaban más cerca. Teniendo en cuenta que escribió todo eso décadas antes del Concilio Vaticano II, tendremos que reconocer que es un pionero. El párroco debe cultivar esas almas que vienen a la parroquia, esa "núcleo vital" como lo llama Don Manuel, será la fuerza que moverá a quienes están alejados. Si no se nutre ese grupo y se dedica todo el tiempo a estar "fuera" buscando a los alejados, es muy probable que nos quedemos "sin pan ni pedazo".

"Y, por consiguiente, antes de pensar cómo ha de traer al rebaño a los que no vienen. ha de preocuparse en alimentar y sostener a los que no se han ido. Y cuando haya satisfecho esta atención o en los ratos que ésta le deje libre, entonces es cuando debe buscar otras ovejas que no están en el redil. La primera ocupación y preocupación de un cura es su iglesia parroquial." (Beato Manuel González)

Y es que es tanto lo que se puede hacer para atraer a quienes se han alejado, pero nuestra prioridad serán quienes están cerca. Seguro que con la colaboración de ellos tendremos una mayor capacidad de llegar a los indiferentes. Es tarea del párroco formar líderes del Evangelio, laicos capaces de ser protagonistas en la tarea misionera de la Iglesia. Sacerdotes y laicos pueden hacer la diferencia.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein, MED.

Educación auténticamente católica.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Lista de cosas por hacer ... para un cura diligente - Beato Manuel González

Nos han enseñado que para organizarnos mejor es muy aconsejable hacer una lista. Todo lo de la lista debe ser importante, aunque seguramente unas actividades serán más prioritarias que otras. Lo que cuenta es incluirlas todas en la lista de "Cosas por hacer", que así no nos olvidamos de ninguna.
Creo que si alguien quisiera hacerse una idea clara de cómo somos, de nuestro perfil, bastaría con leer nuestra lista. Y es que esa lista mostraría fielmente en qué ocupamos nuestro tiempo, en que gastamos nuestra vida. 

Para quienes piensan que un sacerdote no tiene mucho que hacer, o que sólo se dedica a dar Misa y a meterse en la vida ajena, les comparto la lista que propone a los sacerdotes un obispo-padre, como Don Manuel:


"Detengámonos un poco, volvamos la vista atrás y contemos.
Un cura dentro de su iglesia puede:
1.- Tener limpia su parroquia.
2.- Dar culto a hora fija.
3.- Fomentar el culto modesto y frecuente.
4.- Como medio de lo anterior, establecer el canto popular.
5.- Procurar el culto tempranero.
6.- Predicar.
7.- Enseñar el catecismo.
8.- Dar buen ejemplo.
9.- Contar con la cooperación de las hermandades.
10.- Pulimentar almas.
11.- Fomentar la piedad.
12.- Propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Y mediante todo esto la GRACIA DE DIOS atraerá aquí, preservará allí, aumentará unas veces, consolidará otras, hará bien siempre en la medida, en el tiempo y en la forma que Dios quiera y que de ordinario nosotros no conoceremos. Pero conózcase o no se conozca el fruto, queda fuera de duda que el cura no debe aburrirse dentro de su iglesia, porque puede hacer mucho."

Claro que Don Manuel les daba ésta lista a algunos padrecitos que se sentían aburridos, porque al parecer no encontraban qué hacer. Así que la lista tiene doble función: a los laicos les muestra todo lo que hace un cura y a los curas aburridos o desocupados les da buenas sugerencias para ocupar su tiempo. Con mucha caridad y sobre todo gracia.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein, MED

domingo, 4 de septiembre de 2011

CONVIVENCIA VOCACIONAL 
DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE
Para jóvenes y jovencitas que se sientan llamados a consagrar su vida a Cristo.

Casa de Convivencias de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret 
(Guayaquil-Ecuador)

Calle Juan Montalvo 415 y General Córdova
(diagonal al Mercado Artesanal) 
De 9:00 a 17:00
Llevar Biblia y cuaderno.

P. César Piechestein

De parte de nuestros lectores - Carta de Mons. Pepe al Padre Tomás

Querido padre Tomás:

El padre Brian Abern concelebró esta noche con nosotros la misa del Jueves Santo. Vino de Australia y Manila para la Semana Santa. Mientras comíamos me contó la historia de Eileen Forth, miembro de su parroquia. Algo similar le sucedió a Ana Lucia y Nancy Laneri. Eileen dejó la Iglesia Católica para unirse a la iglesia metodista. Decía que Dios no estaba en la Iglesia Católica dado el poco fervor de la gente.

Un día, ella volvió a la iglesia solo para agradecerle al Padre Abern todo lo que había hecho por ella mientras profesaba la fe católica. Como el padre no estaba en la casa parroquial sino en la iglesia preparándose para la misa del Jueves Santo, decidió esperarlo.

Después de la misa, el padre llevó al Santísimo Sacramento en procesión. Cuando pasó por donde Eileen estaba sentada en el fondo de la iglesia, la bendijo con la custodia y ella sintió una ola de amor muy fuerte, imposible de explicar, pero tan suave como una brisa. Entonces oyó una voz: “Eileen, Yo estoy en Mi Iglesia. Yo estoy aquí realmente presente en el Santísimo Sacramento. Pero la gente, no me conoce o no me quiere y me dejan solo y abandonado. Ayúdame a renovar mi Iglesia por medio de la adoración perpetua”.

Una noche de Jueves Santo, el Papa Juan Pablo II dijo a la Iglesia, lo mismo, en su primera encíclica “Dominicae Cenae”. En esta carta el Papa dice que “la Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad de la adoración Eucarística”. Llamó a la adoración Eucarística “renovación auténtica” y exclamó que éste fue el principal propósito del Concilio. Decía: "La adoración a Cristo en este sacramento de amor debe encontrar expresión en diversas formas de devoción eucarística: plegarias personales ante el Santísimo, horas de adoración, exposiciones breves, prolongadas, anuales (las cuarenta horas), bendiciones eucarísticas, procesiones eucarísticas, Congresos eucarísticos."
Ya Pablo VI, en su encíclica “Misterio de la Fe”, había escrito que su interés pastoral y su preocupación, era evitar que decayera la esperanza del Concilio. La esperanza de “una nueva era de piedad eucarística extendida por toda la Iglesia”.
Pero sucedió que la adoración Eucarística desapareció casi totalmente después del Concilio. Los apóstoles volvieron a dormirse después que Jesús los amonesto: “¿Es que no pueden velar ni siquiera una hora con migo?”. El obispo Fulton Sheen dijo que este fue un pedido que Jesús hizo a sus apóstoles. No fue atendido en aquel momento y hoy tampoco es escuchado por muchos.
¡El Santísimo Sacramento es nuestro tesoro escondido! Ahora está enterrado en el Sagrario, abandonado. Cuando exponemos este tesoro de amor en la adoración perpetua, con la plenitud de las bendiciones y gracias de Dios, ¡la Iglesia entera se renueva!
Fraternalmente tuyo en su amor Eucarístico, Mons. Pepe.

jueves, 25 de agosto de 2011

Una vocaciòn de locos - Ser Misionero Eucarìstico

Creo que muchos sacerdotes jòvenes y algunos que ya llevan canas, podrán asegurar que màs de una vez les llamaron locos. Y es que para quien no tiene vocaciòn al sacerdocio le parece una locura donar la vida para servir al altar. Yo creo que no se equivocan, que es verdad que para ser sacerdote hay que estar un poco mal de la cabeza.

El sacerdote es un hombre escogido por Dios para un ministerio, una labor que no solo es mal pagada, sino tantas veces incomprendida, despreciada y hasta muy criticada por los mismos hermanos en la fe. No hay horario limitado de atenciòn, ni jubilaciòn, ni posibilidad de dejar abandonar el cargo (porque el sacramento del orden imprime carácter sacramental). Y aùn con todo eso cada vez somos màs los curas en el mundo. Sì somos màs, aunque en ciertos países puede disminuir el nùmero de vocaciones, en otros, de iglesias màs jòvenes, aumentan.

Asì es que somos locos, porque para amar a Dios no se necesita cordura. Eso sì no somos enajenados mentales, porque nuestro desequilibrio no es patològico. Es una obsesiòn:


"Un médico puede dejar de ser médico cuando le plazca; el sacerdote, y más el párroco, no puede desentenderse de las almas nunca.
El médico que deje su profesión podrá llamarse un jubilado, un retirado, un cesante... El cura que deje las almas se llamará siempre por Dios y por los hombres un apóstata y un detentador sacrílego...
Toda la ciencia del sacerdote y con más razón de un cura, se reduce a esto: Que él, como Jesucristo, descendió por nosotros los hombres, y por nuestra salvación.
Su único trabajo no puede ser más que éste: gastaré y me desgastaré totalmente por vuestras almas... Su única pena ésta: que se pierdan las almas; su única alegría: que las almas malas se hagan buenas, y que las buenas se hagan santas; su norma: sacrificarse por el bien de las almas; su ambición: dame almas, toma lo demás . Su sueño: morir por ellas...
Sí, el cura es el hombre de la obsesión de las almas." (Beato Manuel Gonzàlez)

Dicen que de niño, poeta y loco, todos tenemos un poco, pero los sacerdotes tenemos bastante màs que la media. Y esto lo escribo sobre todo para aquellos jòvenes que se preguntan si su camino es el sacerdocio. Si no te falta un tornillo, si no te quita el sueño la salvaciòn de la humanidad, si no te obsesiona el abandono de Jesùs Sacramentado, probablemente no tengas vocaciòn. Al buen entendedor, pocas palabras.
Hasta el Cielo.

P. Cèsar Piechestein, MED.

lunes, 22 de agosto de 2011

De parte de nuestros lectores - Carta de Mons. Pepe al Padre Tomás

Querido padre Tomás:

No se dice mucho en la Sagrada Escritura sobre San José. Fue un siervo justo y fiel y una figura silenciosa en la historia de la salvación. San José me recuerda a una gran cantidad de sacerdotes católicos del mundo actual: justos, fieles y realmente entregados a Dios y al servicio de la Iglesia. No aparecen en los noticieros porque su comportamiento no es escandaloso. Están entregados a sus tareas, cuidando a los fieles en sus parroquias. No se dice, no se escribe sobre lo mucho que hacen por amor a Dios y a su pueblo. A semejanza de San José, trabajan silenciosamente para la gloria de Dios.

Mira a San José como tu modelo. Él representa la madurez apostólica y espiritual. Por madurez quiero decir que estaba dedicado a los intereses de Cristo, anteponiendo el interés de Cristo al suyo propio. En su amor por Jesús y María, José centró sus pensamientos en las necesidades de ellos más que en las de él. En teoría, todo sacerdote está de acuerdo con esto. Sin embargo, en la práctica, puede ser distinto.

Por ejemplo, pedí a muchos sacerdotes que consideren la posibilidad de establecer la adoración perpetua al Santísimo Sacramento. Algunos alegan que no pueden encontrar un lugar adecuado para eso.¿No buscó San José un lugar para que Jesús pudiera nacer “porque no había sitio en la posada”? San José buscó hasta encontrar un lugar. Ese lugar en Belén se convirtió en la primera capilla de adoración perpetua donde los pastores de la región, aún estando lejos, se acercaron para adorarlo.

Un sacerdote en cuyo corazón, esta ante todo el interés de Jesús, daría su propio cuarto si fuera necesario, para que el Santísimo Sacramento pudiera ser adorado día y noche. Conozco tal sacerdote. Se llama Brian Abern y es párroco de la iglesia de San Gerardo en Geraldton, Australia Oeste. El Padre Abern, quería establecer la adoración perpetua en su parroquia, pero no había ningún cuarto disponible que sirviera de capilla.

El Padre Abern hizo lo que hubiera hecho San José. Le dio su cuarto a Jesús. Es una capilla ideal porque tiene una entrada independiente del exterior. Así se mantiene la privacidad de la casa parroquial pues no es necesario pasar por ella para entrar en la capilla. La gente entra por esa puerta que da al exterior, de lo que era el dormitorio del padre Abern. La capilla es lo suficientemente pequeña como para crear un ambiente íntimo, apto para rezar en paz ante el Santísimo Sacramento. Puede mantenerse a temperatura templada durante el frío invierno australiano.

El padre Abern se mudó a otro lugar de la casa. El Señor dice que en la Casa de su Padre hay muchas mansiones. Estoy seguro, que el padre Abern tendrá una mansión muy especial en el cielo por haber dado su dormitorio a Jesús, para que fuera adorado día y noche en el Santísimo Sacramento.

El padre Abern fue recompensado muchas veces.Su capilla de adoración despertó la vocación sacerdotal en Brian Morgan que ahora, ya ordenado dedica su sacerdocio a difundir la adoración perpetua. Su vida ejemplar y su amor a la Eucaristía atrajo a otros seis al sacerdocio. Cinco de ellos están estudiando en San Vicente, Manila, para formar parte de una nueva comunidad de sacerdotes, los Misioneros del Santísimo Sacramento, fundada para difundir la adoración perpetua.

Me consuela ver a tantos sacerdotes filipinos que han hecho lugar en la posada para Nuestro Señor Eucarístico. Ellos también un lugar muy especial en el Cielo. Todos tienen una capilla de adoración perpetua en sus parroquias para que Jesús pueda ser amado y adorado todo el tiempo por su pueblo. Estas capillas de oración permiten que la gente vaya en cualquier momento a estar con Jesús. Te escribo esta carta, querido amigo, para que puedas ser el próximo, el siguiente sacerdote San José que encuentre un lugar en la posada para su Señor.

Fraternalmente tuyo en su Amor Eucarístico, Mons. Pepe.

sábado, 13 de agosto de 2011

La adoración eucarística como una gran constante durante la JMJ.

Más de 50 iglesias abiertas y con actividades de adoración por toda la ciudad

Las Jornadas Mundiales de la Juventud nacieron con el deseo de proponer a las nuevas generaciones con renovado entusiasmo los tesoros de la fe: la belleza del mensaje cristiano, la eucaristía, la confesión… Por ello la adoración eucarística será uno de los puntos centrales también de la JMJ.

El día 20 de agosto tendrá lugar la Vigilia de oración de los jóvenes con Benedicto XVI, en el Aeródromo de Cuatro Vientos. El Santísimo se expondrá en la Custodia de Arfe, una obra maestra de la orfebrería española con 500 años de historia, que es conocida por salir en la procesión del Corpus Christi por las calles de Toledo.

Parte de la programación de la JMJ incluye actos de adoración eucarística. Más de 50 iglesias en el centro de la ciudad, tendrán vigilias de adoración y oración. También se celebrarán en espacios públicos como en el Parque del Retiro. Allí habrá una carpa, a cargo de las Misioneras de la Madre Teresa, para que los jóvenes puedan acercarse a adorar a Jesús expuesto en la Custodia de 10:00 a 00:00 horas.

Son muchos los movimientos e instituciones de la Iglesia Católica que tienen momentos de adoración: Schoenstatt, la familia Dominicana, los maristas, Regnum Christi, los focolares, los Cursillos de Cristiandad, la Orden de los Escolapios o la de San Juan de Dios.

Otros actos tienen un marcado acento internacional. Los Caballeros de Colón reunirán una gran variedad de actividades para los participantes anglófonos en el Palacio de los Deportes, un lugar con aforo para 9.000 personas.

De Francia, la Comunidad de Taizé de Francia tendrán encuentros de oración; así como los frailes carmelitas descalzos de Avignon y París.

Algunos de estos actos de adoración estarán combinados con otras facetas: música, conciertos… La Comunidad Chemin Neuf tendrá un rato de oración, y después se irán a evangelizar mediante coros musicales que irán invitando gente a unirse y que convergerán en la Plaza de Oriente.
La Plaza de España se convertirá en un hervidero de exposición del mensaje cristiano. El Festival Anuncio, junto con Renovación Carismática se encargará de la animación espiritual. En este rincón de Madrid estarán las reliquias de santa Teresita de Lisieux, para su veneración pública.

Durante la JMJ de Roma en el año 2000, el entonces Papa Juan Pablo II pidió que se mantuvieran las iglesias y templos en Roma abiertas con el Santísimo expuesto. De esta forma los jóvenes podrían encontrar diversos momentos y lugares para interiorizar las vivencias y emociones de la Jornada a la luz de la Eucaristía. El resultado fue sorprendente. Igualmente sorprendió la ininterrumpida procesión de jóvenes que buscaba reconciliarse con Dios en el sacramento de la Confesión. También por iniciativa de Juan Pablo II, el recinto del Coliseo se acondicionó para ese propósito.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Carta de Don Manuel González a un sacerdote novel.

Querido hermano in C.J.: 

Todo edificado y lleno de buena voluntad me deja la lectura de su carta, por la humilde y franca confesión que me hace en ella. "Acabo de llegar a esta mi parroquia, me escribe, y aquí me tiene usted, que con todos mis Meritissimus y premios del seminario, con mis borlas de doctor, con mis provisiones de sociología y con todo lo que yo había leído, aprendido, proyectado y hasta soñado para cuando llegara este caso, no acierto qué hacer ni por dónde empezar.

Porque la verdad es que al verme en una iglesia tan grande y tan vacía, al encontrarme con unos feligreses tan sin importárseles un comino de que les haya venido un cura nuevo, al no oír de los ministros y de los escasos amigos de la parroquia, más consejos que el no se canse usted, que esta gente es imposible, no se saca nada de ellos, paréceme que se me ha olvidado todo y si de algo me acuerdo o en algo pienso, es para aumentar la sensación de soledad, impotencia, casi desaliento que, desde que llegué, me viene asaltando.
Quiere usted decirme en caridad de Dios

¿Por dónde empiezo?...
Sin pretender yo meterme a curandero de pueblos o parro-quias, y sin ánimo de presentarle un cuadro complejo de acción parroquial con sus obras de atracción, consolidación y mejoramiento de sus distraídos y lejanos feligreses, voy a limitarme a responder sencillamente a su pregunta de "por dónde empiezo?"
Voy a darle a usted una respuesta, que quizá no la haya usted encontrado en sus libros de sociología, y que no por más ignorada es menos eficaz.
¿Quiere usted hacer de su parroquia vacía, una llena o por lo menos muy frecuentada?
¿Quiere usted formar esa parroquia sobre base sólida de piedad ilustrada y abnegada?
¿Quiere usted que sus feligreses comulguen mucho?
¿Quiere usted hacer milagros de conversiones de almas de malas en buenas, de tibias en fervorosas?
¿Quiere usted hacerse de una corte de almas escogidas, de buen temple, de abnegación y laboriosidad, que le ayuden y secunden incondicionalmente en su magna obra de transformación de su parroquia?
¿Quiere usted ser cura, no solamente de los ricos y gente comodona, sino de los trabajadores, de los ocupados?
¡Que sí, que sí! es verdad? que todo eso es lo que no sólo quiere, sino lo que ansía y sueña!

Pues todo eso y mucho, muchísimo más, lo conseguirá usted con esta sencillísima receta:
Esté usted sentado todos los días en su confesonario desde las cinco y media de la mañana lo más tarde.
Quizá le parezca a usted muy poca causa para efectos tan grandes. Quizá le asalten dudas de que yo exagero o deliro. Quizá encuentre padres graves y doctores sabios o sabihondos que se rían de mi receta y de su candor en tomarla. Quizá en sus sociologías, filosofías y en los demás las que ha estudiado, encuentre algún reparo que oponerme. Quizá le digan que eso será bueno para los pueblos madrugadores e inútil para las capitales. Quizá se le pase un mes, un año, sin que mi receta le dé resultado visible. Quizá..., ponga usted aquí todos los quizás que se le antojen, que yo sigo asegurando ante el cielo y la tierra con toda la fuerza de mi palabra de sacerdote y con toda la sinceridad de mi alma cristiana que un párroco que se siente en su confesonario todos los días a las cinco y media de la mañana lo más tarde, RESUCITA la parroquia más muerta que haya en el mundo.

¿Pruebas?
Tengo muchas y muy fuertes y si no fuera por el temor de hacer de ésta una carta kilométrica, se las desarrollaría con toda la extensión que el asunto pide y mi caletre permite, pero aunque no sea más que enumerándolas, allá van.

En primer término El HECHO: No conozco ninguna parroquia de cura madrugador y de culto tempranero que esté desierta y que en general no ande bien. Y en cambio conozco muchas, muchas parroquias desiertas, aburridas, sin vida o con vida ficticia o efímera que se abren a las siete, a las ocho, a las nueve y hasta a las diez de la mañana, o lo que es aun peor, cada día a hora distinta.
Él que no esté conforme conmigo en la afirmación de ese hecho, que me cite casos en contrario y con lealtad rectificaré.
Cierto que hay parroquias en las que no se madruga y hay muchas Comuniones. Pero quién me niega que si se madrugara se duplicaría por lo menos el número de Comuniones?

En segundo término un cura sentado en su confesonario desde muy temprano, aunque no tenga penitentes que confesar en toda la mañana, o hasta muy tarde, es siempre una dulce y avasalladora violencia sobre el Corazón de Jesús para que derrame gracias extraordinarias. Es un estímulo y un ejemplo poderoso para sus feligreses buenos (pocos o muchos) para que no se dejen dominar ni por el desaliento ni por el pretexto de las muchas ocupaciones. Es una facilidad para los feligre¬ses pobres y ocupados. Es un despertador de remordimientos para los feligreses pecadores y aun empedernidos, y muchísi¬mas cosas buenas que no pueden decirse aquí y que los curas madrugadores ya se saben muy de memoria.

Y dígame usted, amigo mío, con qué cara nos ponemos a predicar Comunión frecuente y diaria a las criadas de servicio, a las costureras, a los obreros, a las madres de familia, a todos los ocupados que sólo disponen del tiempo que quitan a su sueño, si dejamos cerrada la iglesia hasta las ocho de la mañana? Es que esa porción de nuestra grey no tiene derecho a Misa diaria y a Comunión diaria y a visita al santísimo Sacramento antes de su trabajo? Y cómo vamos a fomentar entre nuestros feligreses, especialmente los ocupados, la meditación diaria a hora fija, la confesión frecuente y la dirección espiritual, si no les damos a hora fija y temprana iglesia y Sagrario abiertos y confesor a su disposición?

Ay amigo! qué pena siento cuando visito pueblos en mis correrías de propaganda y tengo que pasearme por el pórtico de la iglesia para hacer tiempo que abran, mientras el sol llena las calles del pueblo y los hombres llenan las tabernas!
Se me dice, dejando a Dios que juzgue otras razones y excusas que he oído y que a mí no me toca juzgar, que no abren temprano y que no se sientan en el confesonario porque no van los fieles, y yo me digo que no van porque no abren ni se sientan...
Que hagan la prueba por un poco de tiempo y verán cómo se rompe ese círculo vicioso!
Y si no van a pesar de eso, lo que será muy raro, si no van, quienes perderán serán los feligreses; pero no el cura, que se habrá labrado una gran corona con la constancia de su sacrificio no agradecido ni aprovechado.

Sí, empiece usted por ahí, amigo querido, empiece desde mañana mismo, y ya verá lo que se aprende en esas horas de soledad de sus mañanas y lo bien que se entenderán y las cosas que se dirán los dos abandonados de su parroquia, el del Sagrario y el del confesonario y cómo éste aprenderá de Aquél a esperar siempre a los que no quieren venir, a proyectar y hacer bien en favor de los que hacen mal, a amar y a sacrificarse, y mediante esto, a salvar su pueblo.
Hermano, yo soy cura hace ya años, y estoy con ocasión de mis propagandas y particularmente de la Obra de las Marías, en comunicación constante con miles de curas de los pueblos y con la experiencia de todo eso, puedo asegurarle dos cosas:
- Que sin ser solución única y total ésta que le he dado para la resurrección de su parroquia, allana, prepara y fecunda todas las demás; y
- Que un cura que no sea madrugador, fuera del caso de enfermedad, aunque haya hecho otras muchas obras buenas, aun no tiene derecho a decir con verdad que ha hecho todo lo posible por salvar a su parroquia.
Y ya sabe usted: El buen pastor da la vida por sus ovejas...
Y el dar la vida es mucho más que las dos horillas de sueño de la mañana...

Muy suyo in C.J.

El ARCIPRESTE DE HUELVA