Con alegría, nerviosismo y expectativa, hoy ocho diáconos se ordenan como sacerdotes, y algunos de ellos se estrenan oficiando su primera misa.
El ambiente también tiene algo de tensión por el estado de salud del arzobispo de Guayaquil y presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), monseñor Antonio Arregui, quien fue internado en la clínica Kennedy la madrugada del pasado jueves, por un fuerte dolor en el pecho. Sin embargo, los diáconos se mostraron optimistas y oran porque la salud de monseñor se mejore con el paso de los días.
Edwin Patìn |
Para Nixon Morán Coello, nacido en Los Ríos y quien se desempeña como diácono en la Catedral de Sucumbíos, la ordenación es un sueño hecho realidad, pues según dijo, sintió vocación desde los 7 años.“Cuando era pequeño celebraba misa, me ponía unas sábanas como el atuendo de los sacerdotes, pero a la edad de 29 años tomé la decisión de ingresar al Seminario”, dijo. Allí, el ejemplo de los sacerdotes formadores afianzó su vocación y hoy, a sus 38 años, su anhelo es evangelizar y ayudar a la gente que requiera de su ayuda.“El sacerdote no es un funcionario, por ello siempre tiene que salir en busca de su oveja descarriada, así evitaremos que las sectas religiosas sigan ganando adeptos”, señaló.
Álex Alvarado Coello, de 28 años, manifestó que como sacerdote trabajará para acercar a la gente más a Dios. El joven nacido en Guayaquil es diácono en la parroquia de Santa Elena. Luego de su ordenación, aseguró estar listo para desempeñarse en cualquier parroquia de la Arquidiócesis de Guayaquil. Alvarado señaló que su familia se siente feliz de la decisión de “servir a Dios”, ya que es una vocación que inició desde muy temprana edad.“Entré al Seminario convencido de ser sacerdote, lo que me ayudaron es a ver la voluntad de Dios, pero siempre estuve dispuesto a darlo todo”.
Edwin Patín Guamán aseveró que su vocación sacerdotal se debe a sus padres, quienes desde los 8 años lo llevaban a misa y a la adoración al Santísimo en el templo San Alejo. Su actividad en la iglesia se inició a los 14 años, primero fue monaguillo y luego se desempeñó como catequista en la parroquia El Sagrario.De su experiencia como diácono, labor que desempeña en la parroquia Nuestra Señora de la Alborada desde julio pasado, destaca las charlas que ha mantenido con “gente que está un poco apartada de Dios”.A sus 25 años considera que el sacerdocio es un don de Dios y un misterio.“Al ser un don es solo para quienes Dios quiere, y quiénes son ellos, pues ese es el misterio”, manifestó.
Javier Tigrero |
Para Gustavo Tigrero, de 35 años, la vinculación con la iglesia comenzó a los 18, en la parroquia Nuestra Señora de la Alborada, cuando era párroco el padre Stanley Henríquez.“Me gustó ese trabajo de pastor, de estar cerca de la gente, ayudar a la iglesia espiritual y materialmente”, dijo.
Junto a los ocho jóvenes que hoy se convierten en sacerdotes, también se ordenan cuatro diáconos. Esta es la ordenación más numerosa de los 36 años de fundación que tiene el Seminario Mayor de Guayaquil Francisco Xavier de Garaycoa.
Celebración
A las 10:00, en la Catedral, el nuncio apostólico Guido Ottonello preside la ceremonia de ordenación, según lo confirmó ayer el obispo auxiliar de Guayaquil, Marco Pérez.
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