Nuestra misión es :"Remediar los tres abandonos más perjudiciales de un pueblo,
el de Jesús Sacramentado,
el del cura
y el de las almas."
(Beato Manuel González)

miércoles, 20 de febrero de 2013

La receta de Don Manuel



Hace quince días tuve la bendición de hacer mis ejercicios espirituales anuales. Fuimos un nutrido grupo de sacerdotes, más de ochenta, los que pudimos orar y meditar las verdades que Cristo proclamó y que la Iglesia continua predicando. 

Cada día teníamos una hora de adoración eucarística en grupo y uno de nosotros debía dirigir la misma. El segundo día me tocaba hacerlo y aproveché para leerles varios pasajes de los escritos de Don Manuel. El libro escogido fue “En busca del Escondido”, de más está decir que es uno de mis favoritos.

A uno de mis compañeros le llamó mucho la atención el párrafo que les comparto a continuación. Aunque no me he puesto a averiguar si Don Manuel poseía artes culinarias, creo que esta receta que nos brinda es de las más importantes y por lo tanto digna de ponerse por obra:

"Receta para ser grande

Mientras más hombres voy tratando y más obras suyas conociendo, me convenzo de que la medida de la grandeza de éstos, está en proporción inversa con la medida de su distancia respecto del Sagrario.

Es decir, a más distancia menos grandeza; a menos distancia, más grandeza.

Por eso los santos, que son los hombres en todo grandes de verdad, llegan a serlo cuando acortan tanto su distancia al Sagrario que se convierten ellos mismos en Sagrarios con dos pies, en los que va muy a gusto el Jesús de su Comunión.

                                   ¿Receta para ser grande?
                                   Hacerse Sagrario."

(Obras Completas n. 2696)

Creo que todos, de una manera o de otra, queremos ser grandes. Nadie quiere pasar por el mundo sin dejar su huella, sin trascender. Claro que hay modos y modos de ser grande. Nosotros queremos, o al menos, deberíamos querer ser grandes como los santos. Esa grandeza que no sólo deja huella en la historia y en la vida de muchos, sino que nos hace grandes a los ojos de Dios, que es quien mejor paga. Don Manuel resume el método con la cercanía que podamos tener al Sagrario. Claro está, no es sólo la cercanía física sino que nos convirtamos nosotros en Sagrarios, en portadores de Cristo, en Evangelios con pies.

Así que a ponernos a los pies del Abandonado. Seguro que hará en nosotros grandes cosas, como lo hizo en su Madre. Seamos almas de Sagrarios, sacerdotes con corazón de Eucaristía.

P. César Piechestein, MED

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