Nuestra misión es :"Remediar los tres abandonos más perjudiciales de un pueblo,
el de Jesús Sacramentado,
el del cura
y el de las almas."
(Beato Manuel González)

QUIENES SOMOS

Beato Manuel González, fundador
El 9 de enero de 1918 se establece en Málaga la obra de los Misioneros Eucarísticos Diocesanos. Don Manuel González preocupado por el real abandono de tantos pueblos sin Sagrario y de tantos Sagrarios sin pueblo, decide convocar a un grupo de sacerdotes para desempeñar la tarea de eucaristizar la Iglesia Malagueña. Dejémos que él mismo presente su obra:

"No os la presentamos como panacea de todos los males espirituales, morales y económicos que padecen nuestros pueblos, pero sí como principio o condición de remedio. Podemos aseguraros que casi desde que comenzaron la Visita de los pueblos, nos la está reclamando nuestro corazón de padre ansioso de llegar con remedios oportunos a los males que aquejan a sus hijos."

Nuestra razón de ser es, a través del apostolado eucarístico, dar y buscar compañía al Abandonado del Sagrario. Todo siempre siguiendo el espíritu del fundador y sirviendo en nuestras diócesis. Nuestro objetivo lo resume Don Manuel así:

"Remediar los tres abandonos más perjudiciales de un pueblo, el de Jesucristo Sacramentado, el del cura y el de las almas, mediante la formación y el sostenimiento de núcleos de almas sólidamente piadosas que desagravien y acompañen al primero, auxilien al segundo y aproximen al uno y al otro a las terceras."

Este objetivo se concreta en cuatro principios o fundamentos:
a) Dar y buscar compañía a Jesús Sacramentado, viviendo intensamente la espiritualidad eucarística propuesta por el fundador.

b) Incentivar la fraternidad sacerdotal, especialmente del clero secular y promover las vocaciones al sacerdocio ministerial.

c) Colaborar en la formación de los laicos especialmente a través de la predicación y la dirección espiritual.

d) Promover la centralidad de la parroquia como comunidad de comunidades y punto de partida en el camino de la vida cristiana.


Los miembros de ésta asociación sacerdotal:
Son Misioneros, porque van enviados por vuestro padre y pastor, que, no pudiendo hablaros ni consolaros, ni dirigiros a cada uno, se multiplica y se hace representar por esos sus Misioneros.

Son Eucarísticos porque toda su misión se reduce a llevaros junto a la puerta del Sagrario y meteros dentro del Corazón que allí dentro palpita por vosotros para que viváis la vida que de allí brota, que es la vida verdadera y la razón y el principio de todo legítimo bienestar del individuo, de la familia y de la sociedad.

Diocesanos porque la obra que van a realizar no se extiende a un solo pueblo ni a una sola clase de personas, sino a todos los pueblos y a todas las personas que pertenecen a esta diócesis de Málaga, para que personas y pueblos formen en plazo no lejano la diócesis eucarística por antonomasia, en donde Jesús Sacramentado tenga tantos templos cuantos hogares y tantos Sagrarios cuantos corazones y se borre para siempre esa triste lista de pueblos abandonados y de Sagrarios más abandonados que los pueblos.

Los primeros pasos de la obra
Dejemos que el mismo nos cuente sus impresiones, escritas en la revista “Granito de Arena” del mes de enero de 1919, cuando celebraban el primer aniversario de la obra:

“Cumplióse el 9 de enero el primer aniversario del establecimiento de la Obra de los Misioneros Eucarísticos y habiendo venido a la vida con el aplauso y el entusiasmo de muchos, la prevención y desfavorable juicio de algunos y sobre todo con la avidez natural en propios y extraños de verla y conocerla en sus mismas manifestaciones y desenvolvimiento peculiar, justo es que digamos algo de su labor eucarística por los pueblos y la presentamos al público vestida de sus propias obras que, al decir del Divino Maestro, por el fruto se conoce el árbol.”


“Comencemos con una acción de gracias muy rendidas al Corazón Eucarístico de Jesús por la abundancia de bendiciones que ha derramado sobre los primeros trabajos de los Misioneros Eucarísticos. Sí, ¡gracias Corazón Divino! Porque has querido que la primera salida de tus Misioneros haya sido no sólo de siembra, sino de recolección abundante, y de recolección de lo que ellos no habían sembrado. Creían ellos al iniciar sus misiones que iban solamente a roturar la tierra, a arrancar las malezas y a echar la semilla; y que después de mucho tiempo y de muchos sudores vendría la hora de recolectar; y que la alegría de la recolección sería para los que viniesen después. No contaban con las gratísimas sorpresas, que Tú les tenías reservadas. Todos los pueblos visitados han respondido admirablemente al llamamiento que se les ha hecho desde el Sagrario. En todos ellos se ha observado el mismo deseo de oír la predicación de la divina Palabra, de purificar sus conciencias, de conocer a Jesucristo y de unirse con Él en la Sagrada Comunión. Es prodigioso el número de almas reconciliadas con Dios y de comuniones recibidas en pueblos, en que, conociendo su historia, no se explica esto más que pensando que el Corazón Buenísimo de Jesús ha hecho una de las suyas.”


“Mucho consuelo están recibiendo los párrocos y los pueblos de los Misioneros Eucarísticos, pero no es menor el que recibe el Corazón de Jesús Sacramentado. Gracias a Dios, la experiencia está demostrando que no han quedado defraudadas las esperanzas del Fundador en lo que se refiere a llevar consuelo al Corazón Divino que vive en el Sagrario.”


“¿No es verdad que todo esto debe dar mucho consuelo al Jesús abandonado de tantos hijos ingratos? Indudablemente; porque todos los trabajos de los Misioneros Eucarísticos van encaminados a llevarle almas, pues el fruto de sus predicaciones, de las confesiones que oyen y de sus instrucciones catequísticas es siempre un número extraordinario de Comuniones y de visitas al Santísimo Sacramento, y por consiguiente un triunfo contra el abandono de los Sagrarios y un consuelo muy dulce para el Corazón amantísimo de Jesús.”

El presente de la obra
Desde hace casi tres años que por iniciativa de un pequeño grupo de sacerdotes y seminaristas ecuatorianos, se está poniendo otra vez en marcha ésta obra de Don Manuel. Luego de su salida de Málaga, perseguido por los enemigos de la Iglesia y la muerte de la mayor parte del primer núcleo de Misioneros Eucarísticos, dos de ellos mártires, la obra prácticamente se extinguió.

A través del estudio de las obras del fundador, acompañados y asesorados por las Misioneras Eucarísticas y la revisión de aquellos escritos que revisten carácter jurídico y las memorias de los MED (no existen estatutos de la obra escritos por el fundador) estamos poniéndo por escrito nuestros lineamientos espirituales y organizativos. De ésta manera prentendemos ser esos misioneros que Don Manuel quería que fueran a renovar la vida eucarística de los pueblos. La obra fundada en Málaga, España, renace en Guayaquil, Ecuador, con la esperanza de que más sacerdotes en otras diócesis quieran también hacer vida la propuesta de Don Manuel.

"Que el Corazón de Jesús abandonado de vuestros Sagrarios derrame sobre esta Obra tanta gracia suya que pueda pronto realizar el milagro de la renovación verdadera de nuestros pueblos que no puede venir más que por la reincorporación de los sarmientos, en mal hora cortados, a su vid, y con ella la circulación por todas las almas de nuestra amada diócesis de la savia de la vida, que hace vivir en paz, en justicia y en felicidad sin fin."  
Beato Manuel González (tomado de "Artes para ser apóstol")