Muchas palabras pueden describir al sacerdote: padre, pastor, guía, maestro, etc. Pero creo que existe una que puede englobar todo lo que es un cura.

Para concluir éstas entregas en las que Don Manuel nos habla sobre el poder del cura, tomamos el pasaje donde nuestro padre nos habla sobre el por qué de éstos poderes, para que sirven:
"Estos poderes sirven:
1.- Para preservar a los elegidos (siempre).
2.- Para convertir a los pecadores (muchas veces)
3.- Para hacer menos malos a los impíos (no pocas).
4.- Para hacer menos excusables a los que nunca se convertirán (siempre).
5.- Para poner a raya y hacer temblar al demonio (siempre).
6.- Para dar muchísima gloria a Dios (siempre, siempre), y
7.- Mediante todas estas cosas, hacerse santo, el que los ejerce (siempre).
¡Que ya es poder!" (Beato Manuel González)
Cierto que un sacerdote no es más que un ser humano, con todo lo que eso implica, pero también es cierto que hay algo en él que va más allá de lo humano y es su sacerdocio. Lo uno no quita lo otro, llevamos un tesoro en vasos de barro, pero no podemos dejar que el barro nos haga olvidar el tesoro inapreciable de nuestro ministerio y los poderes que hemos recibido a través del sacramento del orden para ejercerlo. Y todo sólo para servir a Cristo y a su Iglesia.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein, MED
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