Siguiendo con la reflexión que nos propone Don Manuel sobre los poderes del cura, nos detenemos ahora en las características de los mismos. El las enumera así:
Y estos poderes son:
1.- Eficaces: con la eficacia de las promesas y gracia de Jesucristo.
2.- Inadmisibles: nadie los puede quitar, si el cura no quiere.
3.- Peculiares: sólo al cura se le han dado.
4.- Perpetuos: desde que se ordena de sacerdote, hasta la muerte.
5.- Benéficos: como que proporcionan a los hombres y a los pueblos el mayor bien.
Beato Manuel González.
Creo que más que deternos en dar detalles sobre cada característica, que ya nuestro Beato las deja bien claras, podríamos deternos en una reflexión sobre lo específico de la potestad sacerdotal.
Confesionario de Don Manuel en Huelva. |
Precisamente el lunes pasado, en la reunión de los Misioneros Eucarísticos en Guayaquil, nos deteníamos en una preocupación de tres de nuestros hermanos, aún diáconos. Ellos, mirando cercano el momento de ser ordenados sacerdotes se hacen muchas preguntas sobre el ministerio del perdón. Creo que todos hemos pasado por eso y muchos pensamientos nos vienen al respecto. Es verdad que el sacramento de la Reconciliación es uno delos más hermosos,devuelve al cristiano la gracia de Dios y le abre la puerta a la Comunión Eucarística. Pero para el sacerdote es una de las tareas más comprometidas, delicadas y agotadoras.
Y la verdad, aunque muchos fieles se hacen un montón de preguntas al respecto simplemente nadie que no sea sacerdote podrá comprender el misterio de ese sacramento. Y es que también es parte de la potestad sacerdotal. Junto al sacramento del orden, al igual que sucede con cada sacramento, recibimos una gracia específica que se llama gracia sacramental. Esa gracia es la que nos permite cumplir con los deberes que nos otorga el sacramente. El que recibe la confirmación, recibirá la gracia para poder ser soldado de Cristo, para propagar y defender la fe. El ministro ordenado recibe la gracia para ejercer el sacerdocio ministerial,y eso incluye la administración del sacramento de la confesión. Una potestad específica del sacerdocio.
De ahí que debamos recordar, una vez más, que los poderes que hemos recibido como sacerdotes los hemos de poner al servicio de los hermanos. Dan mucha pena los confesionarios vacíos, no porque no hayan penitentes, sino porque faltan confesores. Precisamente la última de las características que nos recuerda Don Manuel es que los poderes del sacerdote son benéficos y es que como Jesús debemos pasar haciendo el bien. Recordemos que el Beato inició la transformación de su parroquia de San Pedro de Huelva madrugando a confesar. Y como obispo de Málaga era eso precisamente lo que recomendaba a sus sacerdotes. De cada uno de nosotros depende el sacarles el mayor provecho a los poderes que hemos recibido de Dios.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein, MED.
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