En lo que son y en lo que hacen. Una y otro son :
1.- Portador de Cristo; aquella sustancialmente, éste en su palabra y en su poder y en su ejemplo o imitación, tanto de Dios como de Hombre.
2.- Ocultador de Jesucristo; la una tras sus especies, el otro tras su flaqueza física, moral y espiritual. ¡Que designio tan misterioso y tan eficazmente misericordioso! Dios dándose a conocer ocultándose; primero en el seno de una Virgen, después en un pesebre y bajo pañales, más tarde triunfando sobre una pollina y luego sobre una Cruz, y, para darse a conocer perpetuamente, y precisamente en ese conocimiento consiste la vida que El trajo, ocultándose perpetuamente en la Eucaristía y en el sacerdote.
3.- Manifestador de Jesucristo: ¡Que bien venía a la soberbia del hombre, enfermo de esa sola enfermedad, llegar al conocimiento del amor de Dios, por el silencio y la abnegación de la Eucaristía y por la flaqueza del sacerdote!
En que se diferencian
Las especies sacramentales son mudas e insensibles; el hombre sacerdote tiene lengua, cabeza, corazón, alma. Los accidentes sacerdotales tienen esta ventaja sobre los sacramentales, de dar compañía consciente y gustosa al Divino Ocultado. Y ahí mismo está el peligro de su desventaja; el color, olor, etc., de la Hostia no pueden darle gusto, pero tampoco disgusto ni contrariedad, mas los otros sí. ¡Que valor el del amor del Corazón de Jesús entregándose a la custodia y defensa de unos accidentes de pan, pero cuánto mayor al confiarse al hombre del sacerdote!
Cuando se corrompen las especies sacramentales, se presentan los gusanos y Jesús se va. Cuando se corrompe el sacerdote, ¡en medio de los gusanos Jesús sigue viviendo!
Sacerdotes, hermanos míos, ¿habéis meditado en la pena y en la humillación del asco del limpísimo Jesús llevado, ocultado, y manifestado entre gusanos? Y por eso mismo, ¿en el empeño tan vivo que tiene de vuestra amistad tierna y fiel?
Beato Manuel González
( tomado de “Que hace y que dice el Corazón de Jesús en el Sagrario”)
1.- Portador de Cristo; aquella sustancialmente, éste en su palabra y en su poder y en su ejemplo o imitación, tanto de Dios como de Hombre.
2.- Ocultador de Jesucristo; la una tras sus especies, el otro tras su flaqueza física, moral y espiritual. ¡Que designio tan misterioso y tan eficazmente misericordioso! Dios dándose a conocer ocultándose; primero en el seno de una Virgen, después en un pesebre y bajo pañales, más tarde triunfando sobre una pollina y luego sobre una Cruz, y, para darse a conocer perpetuamente, y precisamente en ese conocimiento consiste la vida que El trajo, ocultándose perpetuamente en la Eucaristía y en el sacerdote.
3.- Manifestador de Jesucristo: ¡Que bien venía a la soberbia del hombre, enfermo de esa sola enfermedad, llegar al conocimiento del amor de Dios, por el silencio y la abnegación de la Eucaristía y por la flaqueza del sacerdote!
En que se diferencian
Las especies sacramentales son mudas e insensibles; el hombre sacerdote tiene lengua, cabeza, corazón, alma. Los accidentes sacerdotales tienen esta ventaja sobre los sacramentales, de dar compañía consciente y gustosa al Divino Ocultado. Y ahí mismo está el peligro de su desventaja; el color, olor, etc., de la Hostia no pueden darle gusto, pero tampoco disgusto ni contrariedad, mas los otros sí. ¡Que valor el del amor del Corazón de Jesús entregándose a la custodia y defensa de unos accidentes de pan, pero cuánto mayor al confiarse al hombre del sacerdote!
Cuando se corrompen las especies sacramentales, se presentan los gusanos y Jesús se va. Cuando se corrompe el sacerdote, ¡en medio de los gusanos Jesús sigue viviendo!
Sacerdotes, hermanos míos, ¿habéis meditado en la pena y en la humillación del asco del limpísimo Jesús llevado, ocultado, y manifestado entre gusanos? Y por eso mismo, ¿en el empeño tan vivo que tiene de vuestra amistad tierna y fiel?
Beato Manuel González
( tomado de “Que hace y que dice el Corazón de Jesús en el Sagrario”)
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