Nuestra misión es :"Remediar los tres abandonos más perjudiciales de un pueblo,
el de Jesús Sacramentado,
el del cura
y el de las almas."
(Beato Manuel González)

martes, 8 de mayo de 2012

Abandono del Sagrario: el mayor mal de todos los males


Hablar del Beato Manuel González, es hablar del abandono de Jesús Sacramentado. Para él, que consagró todo su sacerdocio a dar y buscar compañía al Sagrario, no existía un mal más grande que la soledad a la que se condenaba a Jesús en tantos pueblos. Lo afirmó categóricamente:

«Tengo la persuasión firmísima de que prácticamente el mayor mal de todos los males y causa de todo mal, no sólo en el orden religioso, sino en el moral, social y familiar es el abandono del Sagrario».

Como hijos de la Iglesia, reconocemos en el Santísimo Sacramento, la fuente y cumbre de nuestra madre y maestra. Todo gira alrededor del “misterio de nuestra fe”, como lo afirmamos en la Santa Misa. De ahí que la mayor pobreza que pueda sufrir un pueblo, es quedarse sin el Sacramento. Pero existen muchas parroquias donde, aunque se celebra la Misa, la relación de los fieles con Jesús Sacramentado es pobre y tantas veces inexistente. Así se explica porque tantas parroquias parecen muertas, languidecen, desfallecen de hambre y sed de Dios, aún teniéndolo tan cerca:

«Si no hay otro nombre en el que pueda haber salvación fuera del nombre de Jesús; si la Sagrada Eucaristía, adorada, visitada, comulgada y sacrificada, es la aplicación de esa salud y, por tanto, la fuente más abundante de gloria para Dios, de reparación por los pecados de los hombres y de bienes para el mundo, el abandono de la Sagrada Eucaristía, al cegar la corriente de esta fuente, priva a Dios de la mayor gloria que de los hombres puede recibir, y a éstos de los mayores y mejores bienes que de Dios pueden esperar».

Una parroquia eucarística rebosa gracia, su testimonio atrae a quienes estaban lejos. Un parroquia con un Sagrario acompañado verá pronto una cosecha abundante en santidad de vida, en vocaciones sacerdotales, en transformación social. Sólo una sincera devoción a Jesús Sacramentado puede vencer la tan propagada tibieza espiritual.

«Revistiendo el abandono del Sagrario, dentro de las ofensas contra la Sagrada Eucaristía, una gravedad especial y trascendental, urge una obra que haga fin especial suyo combatir el abandono y la soledad de los Sagrarios». (Aunque todos… yo no, p. 86-87)

Es así que surge la obra eucarística y reparadora de Don Manuel, de la cual los Misioneros Eucarísticos Diocesanos somos parte. Quiera Dios que cada vez sean más los dispuestos a encarnarla, llevando al Jesús de su Sagrario compañía abundante.

P. César Piechestein, MED

No hay comentarios:

Publicar un comentario