Nuestra misión es :"Remediar los tres abandonos más perjudiciales de un pueblo,
el de Jesús Sacramentado,
el del cura
y el de las almas."
(Beato Manuel González)

viernes, 20 de agosto de 2010

2.º- ACTUALIDAD DE LA LABOR DE LOS MISIONEROS EUCARÍSTICOS DIOCESANOS:

- Evidentemente, las circunstancias de las últimas décadas en la iglesia, referentes a un progresivo descenso de las vocaciones sacerdotales, quizás podrían desalentar en el intento de volver a poner en marcha la labor de los Misioneros Eucarísticos Diocesanos.
- Pero, analizando las circunstancias concretas que impulsaron al Beato Manuel, a poner en marcha ésta Obra sacerdotal, que se sitúa en perfecta línea de continuidad con el resto de la Obra por él iniciada en Huelva en 1910 (y que culminaría con la fundación del Instituto de Hermanas Marías Nazarenas –hoy “Misioneras Eucarísticas de Nazaret”- en Málaga, el año 1921); nos parece que haciendo un análisis y reflexión actual sobre la vivencia y participación del Misterio eucarístico por parte de los fieles, sobre el desarrollo y fomento de su vida espiritual, así como el servicio, cercanía, compañía y práctica de la dirección espiritual entre los sacerdotes; podemos incidir, en que la reactivación de la Obra de los Misioneros Eucarísticos Diocesanos, responde a unas necesidades que siguen latentes en la Iglesia.
- Vamos a intentar hacer un esbozo, de lo que, a nuestro pobre juicio, podría ser hoy la Obra de los Misioneros Eucarísticos Diocesanos.


2º.- A) ESPIRITUALIDAD DE LOS MISIONEROS EUCARÍSTICOS DIOCESANOS:

- Al ser sacerdotes que viven en un presbiterio particular bajo la guía de su Pastor Diocesano, unidos todos al Sumo Pontífice, su espiritualidad específica es la del sacerdote diocesano ; a la que suman el especial carisma eucarístico-reparador suscitado en la vida, obra y persona del Beato Manuel González, especialmente en sus peculiares características de compañía de PRESENCIA, COMPASIÓN, IMITACIÓN y CONFIANZA.


2.- B) ¿QUÉ SON ¿ o ¿QUÉ PUEDEN SER?

- Tomando los escritos del Beato Manuel González, e intentando interpretar en nuestros días su intención al fundar los mismos; podríamos definir a los MISIONEROS EUCARÍSTICOS DIOCESANOS, como aquellos sacerdotes que participando de su carisma eucarístico-reparador y queriendo potenciar y vivir con mayor fidelidad y entrega a este carisma y sin dejar de ejercer los cargos u ocupaciones pastorales que tengan encomendados y sujetos en todo a la obediencia a sus respectivos Obispos, se ofrecen a los mismos a fin de incrementar en sus Diócesis, el culto y adoración a la Santísima Eucaristía, el acompañamiento o Dirección espiritual ofrecido a sus hermanos en el presbiterio, así como a todos los fieles que lo deseen, intentando con ello un mayor acercamiento de todos ellos al Sacramento del Amor.- A la hora de dar cuerpo a ésta peculiar obra sacerdotal-eucarística, lo haríamos en sintonía con el deseo de la Iglesia de que se fomenten Asociaciones sacerdotales, que tienden a formar una espiritualidad verdaderamente diocesana .
- Se trata, pues, de Asociaciones que “teniendo estatutos aprobados por la autoridad competente, estimulan a la santidad en el ejercicio del ministerio y favorecen la unidad de los clérigos entre sí y con el propio Obispo ”.
- Un matiz especial que entre otros, poseería ésta Obra, y fiel a la voluntad del Beato Manuel, sería remediar el abandono en que de hecho, viven muchos sacerdotes. Así se respondería a luchar contra la SOLEDAD del sacerdote de la que se hacen ecos los padres sinodales en el año 1992 y que destacan en la Exhortación Apostólica postsinodal “Pastores dabo vobis ” .

(Ponencia pronunciada en el Encuentro de sacerdotes asesores de la UNER, celebrada en Valencia los días 27 y 28 de Febrero de 2007)

Hoy por hoy es nuestra intensión continuar con esta obra sacerdotal y eucarística. En unión con las Misioneras Eucarísticas y con la aprobación de Mons. Antonio Arregui, arzobispo de Guayaquil, estamos trabajando para traer nuevamente a la vida la obra de los M.E.D. Nos encomendamos a la interseción de Don Manuel, fundador de esta familia y confiamos en que pronto será una realidad al servicio de la Iglesia.


P. César Piechestein, MED


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