No os la presentamos como panacea de todos los males espirituales, morales y económicos que padecen nuestros pueblos, pero sí como principio o condición de remedio.
Podemos aseguraros que casi desde que comenzaron la Visita de los pueblos, nos la está reclamando nuestro corazón de padre ansioso de llegar con remedios oportunos a los males que aquejan a sus hijos.
Remediar los tres abandonos más perjudiciales de un pueblo, el de Jesucristo Sacramentado, el del cura y el de las almas, mediante la formación y el sostenimiento de núcleos de almas sólidamente piadosas que desagravien y acompañen al primero, auxilien al segundo y aproximen al uno y al otro a las terceras.
Beato Manuel González
(tomado de "Artes para ser apóstol")
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